sábado, 14 de septiembre de 2013

Algunas definiciones prácticas

En la Crítica de la Razón Práctica se plantean algunas cuestiones que no suelen ser de consideración explícita ni lugares comunes de las teorías habituales. Es lo más frecuente conceder que el hombre sólo se rige por el Prinzip der Selbstliebe, es decir de la propia Glückseligkeit. Y esto, con la premisa de la solidaridad entre el placer y el bien, al menos en un mediano o largo plazo, es decir, luego de entender que algunos placeres son seguidos de displaceres que hacen que no sea negocio disfrutarlos.

Pero Kant tiene otra manera de ver las cosas y para eso afirma otra factor determinante de la voluntad. Y para ello da algunas definiciones, de otro modo dificilmente nos entenderíamos. Veamos cómo empieza.

La voluntad es "la facultad o de producir objetos correspondientes a las representaciones o, por lo menos, de determinarse a sí misma, es decir su causalidad, a la realización de esos objetos (sea o no suficiente la facultad física)". Podríase obtejar que esta definición es más bien un postulado, no meramente define sino que establece el principio de la autodeterminación para la voluntad, que es contrario a lo que muchos creen, pues consideran que la determinación de la voluntad tiene su principio siempre fuera de ella. Pareciera que se presume así el finalismo como premisa de la filosofía práctica. Claro que esto no refuta sus consecuencias per se, la negativa a acepta una voluntad como causa sui debería asimismo argumentarse. Pero apelar a una creencia no sería bastante para ello. Por ejemplo, si se declarase que toda acción es efecto de un proceso neuronal causado por un determinismo físico en el inteior de un organismo no se probaría nada, pues para ello sería necesario poner de manifiesto cada uno de los eslabones del encadenamiento. Podría responderse a ello que lo único que se hace es negar la existencia de la voluntad y que con esto se invierte la carga de la prueba: no existe tal cosa como la voluntad, luego no puede afirmarse que lo haga, y menos que tiene por atributo ser causa sui. Pero en este caso lo que se hace es "cerrar" el debate (a menos que se lo quiera sesgar subrepticiamente, lo cual nos lleva al otro caso). Pero como en este blog se trata de práctica pura, o al menos hasta que se pruebe que puede ser pura, de práctica, no lo cerraremos tan pronto.


Veamos pues, los principios prácticos (proposiciones que contienen una determinación universal de la voluntad) que actúan en el hombre son según Kant máximas o leyes prácticas. En el caso de las primeras, la condición es considerada por el sujeto como válida sólo para su voluntad, por ejemplo, no soportar ofensa alguna sin vengarla. Si se quisiera hacer de esta máxima un principio que valga para la voluntad de todo ser racional, entones no concordaría consigo, pues, supongo que podría decirse, la venganza de uno sería una ofensa para otro y perpetuaría la necesidad de vengar. Esto último interpreta el texto de Kant, que no especifica dónde ve la inconconrdancia. En efecto, podría adoptarse un principio según el cual uno debiera vengarse del otro y, al hacerlo, éste debiera a su vez vengarse de él, y así infinitamente. No es autocontradictorio, aunque tal vez sería más coherente pensar que un principio práctico no lleve a una situación así, sino más bien a algo más "armonioso", digamos, a que nadie ofenda ni tenga de quien vengarse. Nuevamente, esto no contradiría un princpio que universalice esa máxima. Así que no queda claro lo que se afirmó aquí, o bien Kant tenía por concordancia justamente un principio que no se aplicaría en el primer caso y que partiera de la efectividad de la ofensa en el mundo.

Las leyes prácticas son reconocidas como objetivas, es decir, válida para la voluntad de todo ser racional. Las reglas prácticas son para el hombre imperativos, y los hay de dos tipos. Hipotéticos: se tratan de preceptos de habilidad que determinan la causalidad como causa eficiente únicamente respecto del efecto. Digamos que se trata de preceptos que obligan dado el caso que el efecto se siga efectivamente de la determinación que promueven respecto de la libertad (de modo que no son independientes de las condiciones empíricas, por su puesto). Por ejemplo: trabajar y ahorrar en la juventud para no padecer miseria en la vejez. Categóricos: éstos determinan la voluntad, sea o no suficiente para el efecto. Por ejemplo: no hacer promesas falsas.

Como puede verse, Kant no se propone formular una nueva filosofía práctica, sino dar meramente una nueva formulación, lo cual veía como grán mérito: "quien sabe lo que significa para el matemático una fórmula, la cual determina de manera exacta y sin dejar lugar a error lo que hay que hacer para resolver un problema, no estimará insignificante e inútil una fórmula que hace eso mismo respecto de todo deber en general" (16).

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